Los expertos descubrieron una nube de hidrógeno y helio precipitándose hacia el centro de la Vía Láctea, que estaba compuesta por restos de lo que una vez fue un disco protoplanetario.
Un grupo de astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian, Estados Unidos, afirmó que pese
a que son pocas las condiciones favorables para la formación de
planetas en el corazón de la galaxia, si pueden nacer nuevos asteroides.
Los expertos llegaron a esta conclusión tras descubrir una nube de hidrógeno y helio precipitándose hacia el centro de la galaxia y a punto de ser devorada por el agujero negro central.
Según los expertos, esa nube está compuesta por restos de lo que una vez fue un disco protoplanetario alrededor de una estrella que aún no ha sido descubierta.
La nube fue hallada el año pasado y desde entonces se especuló con que se hubiese formado debido al choque de los chorros de gas de dos estrellas cercanas entre sí.
Los autores del estudio, Murray-Clay y Avi Loeb, explicaron que las estrellas recién nacidas retienen a su alrededor y durante varios millones de años, un halo de gas y polvo (material sobrante de su formación) del que después, eventualmente, surgirán los planetas de su sistema. Pero, si un cuerpo celeste se precipita contra el agujero negro del centro de la galaxia, la radiación y las mareas gravitatorias pueden arrancarle el disco en cuestión de unos pocos años.
Aunque el disco protoplanetario (la nube de gas y polvo) se destruye, las estrellas que aún están en el anillo continúan sujetando con fuerza sus propios discos de acreción, por lo que muchas podrían estar formando planetas, pese a las condiciones extremas de sus alrededores, enfatizaron.
La Vía Láctea es un lugar donde se arremolinan estrellas, se acumula una gran cantidad de energía, que llena la región de ondas de impacto y mareas de radiación y donde existen fuerzas gravitatorias gigantescas capaces de deformarlo todo.
[F] es.sott.net
Los expertos llegaron a esta conclusión tras descubrir una nube de hidrógeno y helio precipitándose hacia el centro de la galaxia y a punto de ser devorada por el agujero negro central.
Según los expertos, esa nube está compuesta por restos de lo que una vez fue un disco protoplanetario alrededor de una estrella que aún no ha sido descubierta.
La nube fue hallada el año pasado y desde entonces se especuló con que se hubiese formado debido al choque de los chorros de gas de dos estrellas cercanas entre sí.
Los autores del estudio, Murray-Clay y Avi Loeb, explicaron que las estrellas recién nacidas retienen a su alrededor y durante varios millones de años, un halo de gas y polvo (material sobrante de su formación) del que después, eventualmente, surgirán los planetas de su sistema. Pero, si un cuerpo celeste se precipita contra el agujero negro del centro de la galaxia, la radiación y las mareas gravitatorias pueden arrancarle el disco en cuestión de unos pocos años.
Aunque el disco protoplanetario (la nube de gas y polvo) se destruye, las estrellas que aún están en el anillo continúan sujetando con fuerza sus propios discos de acreción, por lo que muchas podrían estar formando planetas, pese a las condiciones extremas de sus alrededores, enfatizaron.
"Si nuestra civilización habitara en uno de esos planetas, habríamos podido probar mucho mejor las teorías gravitatorias de (Albert) Einstein", señaló Loeb, según la publicación de la revista Nature Communications.
La Vía Láctea es un lugar donde se arremolinan estrellas, se acumula una gran cantidad de energía, que llena la región de ondas de impacto y mareas de radiación y donde existen fuerzas gravitatorias gigantescas capaces de deformarlo todo.
[F] es.sott.net
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