El significado de la Vida, el Renacimiento y la Luz de la Psique.
Stanley Kubrick en una rara entrevista se sincera sobre el papel de
hombre en un vasto e indiferente universo: proyectar su propia luz,
forjar su propio sentido |
Brain Pickings
publica una vieja entrevista de Stanley Kubrick en Playboy (cuando
Playboy además de conejitas tenía detrás de sus páginas a las mentes más
brillantes: Robert Anton Wilson fue su editor).
En una demostración de aguda sensibilidad, el impenetrable director de algunas de las mejores películas del cine, especialmente de la enigmática 2001: Odisea en el Espacio, se revela como un maestro psicologista capaz de penetrar en el oscuro mandala de la condición humana. Kubrick, a sabiendas o simplemente porque la más profunda lucidez llega a la misma sombra psíquica, casi calca la frase de Carl Jung: “el único propósito de la existencia humana es encender una LUZ en la oscuridad del mero ser”.
En una demostración de aguda sensibilidad, el impenetrable director de algunas de las mejores películas del cine, especialmente de la enigmática 2001: Odisea en el Espacio, se revela como un maestro psicologista capaz de penetrar en el oscuro mandala de la condición humana. Kubrick, a sabiendas o simplemente porque la más profunda lucidez llega a la misma sombra psíquica, casi calca la frase de Carl Jung: “el único propósito de la existencia humana es encender una LUZ en la oscuridad del mero ser”.
Y así
Kubrick nos permite descubrir el sentido de sus películas, que después de todo son justamente eso: luz humana que ilumina la
oscuridad.
Kubrick:
Supongo que todo se reduce a una asombrosa conciencia de la mortalidad.
Nuestra habilidad, a diferencia de otros animales, de conceptualizar
nuestra propia muerte crea enorme sufrimiento psíquico; aunque lo
admitamos o no, en el pecho de cada hombre hay un pequeño cofre de miedo
apuntado a este conocimiento final que carcome su ego y su sentido de
propósito. Somos afortunados, en cierta forma, que nuestro cuerpo, y la
realización de sus funciones y necesidades, juega un papel tan
importanteen nuestras vidas; esta concha psíquica crea un amortiguador
entre nosotros y la noción paralizante de que solo algunos años de
existencia separan la vida de la muerte. Si el hombre realmente se
sentará a pensar sobre este inminente desenlace, y su aterradora
insignificancia y soledad en el cosmos, seguramente peredería la cabeza,
o sucumbiría a un sentido de futilidad aquiescente. ¿Por qué, se podría
preguntar, debería de molestarse escribiendo una gran sinfonía, o
luchar para ganarse la vida, incluso amarse entre sí, cuando no es más
que un momentáneo microbio en una partícula de polvo girando en la
inmensidad del espacio?
[...] Las grandes
religiones, a pesar de todo su campanilismo, proveyeron una especie de
consolación a este gran dolor; pero mientras los hombre del clero ahora
pronuncian la muerte de Dios, para citar a Arnold, otra vez “el mar de
fe” se aleja del mundo con una “largo y melancólico aullido”, el hombre
no tiene muletas en las que apoyarse — y no hay esperanza, no obstante
lo irracional, que dé sentido a la existencia. Este quebranto de nuestro
reconocimiento moral es la raíz de muchas más enfermedades mentales de
lo que los psiquiatras se dan cuenta.
Playboy: ¿Si la vida carece tanto de propósito, sientes que vale la pena vivir?
Kubrick:
Justamente la falta de sentido de la vida obliga al hombre a crear su
propio sentido. Los niños, obviamente, empiezan la vida con un sentido
de asombro impoluto, una capacidad de experimentar alegría total por
algo tan sencillo como el verde de una hoja; pero al crecer, la
conciencia de la muerte y la decadencia empieza a impregnarse en ellos y
a sutilmente erosionar su joie de vivre , su idealismo –su
asunción de inmortalidad.
Al madurar un niño ve la muerte y el dolor que
lo rodean en todos lados, y empieza a perder fe en la bondad última del
hombre.
Pero si es razonablemente fuerte –y afortunado– puede surgir de
ese crepúsculo del alma a un renacimiento del elan de la vida.
Tanto por esta conciencia del sinsentido de la vida como a pesar de
ello, puede forjar una sensación fresca de afirmación y propósito. Tal
vez no vuelva a capturar la misma pureza sensorial de asombro con la que
nació, pero puede dar forma a algo más duradero y sostenible.
El hecho
más terrorífico del universo no es qu éstee sea hóstil e indiferente;
sino que si podemos conciliarnos con esta indiferencia y aceptar el
desafío de la vida dentro de la frontera de la muerte –no importa cuán
mutable el hombre pueda hacerlos — nuestra existencia como especie puede
alcanzar genuino significado y realización. No obstante lo vasto de la
oscuridad, debemos de proveer nuestra propia luz.
El contínuo hilo que subyace a todos sus films: Es el culto de gente que CONTROLA el mundo, unida por una obsesión con los niños y el sexo. Kubrick era un genio que sabía la agenda illuminati, se vendió a ellos filmando el fake de Walt Disney del Apollo 11, pero luego expusó ocultamente todas las claves en sus películas. En EWS se pasó tanto que le tuvieron que matar para mutilar la película cuyas escenas orgiásticas se filmaron en una mansión de los psicópatas Rothchilds. Hay una canción que decía, “todo, todo está en los libros”, mejor habría que decir que “todo, todo está en las pelis del genial Dios Kubrick, el illuminati bueno”. Amén. (LCC) |
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