Ante la creciente demanda por parte de los países emergentes la exploración de fórmulas alternativas
para obtener crudo ha captado la atención del sector de las energías
renovables.
Una innovadora tecnología puesta en marcha por una empresa de Chile
convertirá las plantas acuáticas que colorean de verde algunas lagunas,
ríos y barrizales en combustible renovable.
Este es el caso de Petroalgae que, tras estudiar las propiedades de un elemento tan común como las pequeñas plantas que crecen en las aguas estancadas de las lagunas o los ríos, concluyó que, al deshidratar estas partículas, se puede obtener crudo refinado y al tiempo proteínas para el consumo animal. El vicepresidente de Petroalgae en Latinoamérica, Jorge Abukhalil, explicó que la peculiaridad de este sistema reside en que, a diferencia de otras tecnologías mucho más sofisticadas, el cultivo de estos microorganismos tiene un coste económico reducido.
Este es el caso de Petroalgae que, tras estudiar las propiedades de un elemento tan común como las pequeñas plantas que crecen en las aguas estancadas de las lagunas o los ríos, concluyó que, al deshidratar estas partículas, se puede obtener crudo refinado y al tiempo proteínas para el consumo animal. El vicepresidente de Petroalgae en Latinoamérica, Jorge Abukhalil, explicó que la peculiaridad de este sistema reside en que, a diferencia de otras tecnologías mucho más sofisticadas, el cultivo de estos microorganismos tiene un coste económico reducido.
"No
necesitamos una especie de alga que crezca en un hábitat determinado. Tan sólo buscar un terreno donde situar las piscinas biorreactivas para
reproducir masivamente los microorganismos y una máquina que deshidrate
las plantas acuáticas”, asegura el responsable de esta multinacional,
que ya ha implantado este sistema en países como Tailandia, Surinam y
Ecuador.
Y es que tal y como explica Abukhalil, el sistema de reproducción de
estás plantas es bien simple: se recogen muestras en cualquier laguna o
río, se trasladan a una piscina biorreactora llena de agua y se espera
que, en un periodo de entre 24 y 48 horas, se reproduzcan. “Una vez la
piscina está llena de microorganismos verdes ya se puede extraer el
producto e iniciar el proceso de deshidratación a partir del cual se
puede obtener la proteína que puede servir para el consumo animal o bien
para crear crudo renovable”, puntualiza.
Además, estos microorganismos
son capaces de consumir entre 100 y 120 toneladas de dióxido de carbono
por hectárea cultivada, por lo que, según el responsable de la empresa,
se trata de un sistema de producción “medioambientalmente sostenible”.
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