Michael Massing: Nueva versión del Antiguo Testamento realizada en 2009, de "texto divino" a "documento humano".
La Sinagoga Unida del Judaísmo Conservador
acaba de publicar una nueva versión del texto bíblico reinterpretado a
la luz de los hallazgos de arqueólogos que vienen haciendo
excavaciones en Israel y sus alrededores en los últimos 25 años. Se
proponen enfrentar a las que consideran versiones "infantiles" del
Antiguo Testamento. Ya vendieron más de 100.000 ejemplares (2009).
Abraham, el patriarca judío, tal vez nunca haya existido. Tampoco Moisés. Es más, la historia del éxodo tal cual se relata en la Biblia, quizá nunca ocurrió.
Lo mismo es válido para la caída de los muros de Jericó. Y es muy probable que David, lejos de ser el rey intrépido que convirtió a Jerusalén en una capital poderosa, haya sido un líder provincial cuya reputación más tarde se magnificó para darle un empuje a una nación en crisis.
Estas propuestas -bastante asombrosas, por cierto- son producto de los hallazgos de arqueólogos que vienen haciendo excavaciones en Israel y sus alrededores en los últimos 25 años y que ganaron una amplia aceptación entre los rabinos no ortodoxos. Claro que no hubo ningún intento por difundir estas ideas o discutirlas con los laicos. Al menos, hasta ahora.
"Cuando yo era chico, en Brooklyn, los fieles no eran demasiados", dijo el rabino Harold Kushner, uno de los editores del nuevo libro. "Hoy leen mucho sobre psicología, literatura e historia, pero siguen encerrados en una versión infantil de la Biblia".
"Etz Hayim", compilada por David Lieber de la Universidad del Judaísmo
en Los Angeles, intenta cambiar esta imagen: ofrece el texto hebreo
estándar, una versión paralela en inglés, una exégesis página por
página, comentarios periódicos sobre la práctica judía y, al final, 41
ensayos de rabinos y académicos prominentes sobre temas que van desde
el rollo de la Tora y las leyes de alimentación hasta la ecología y la
escatología que, seguramente, sorprenderán a muchos fieles.
Tal es el caso de un ensayo de
Robert Wexler, presidente de la Universidad del Judaísmo en Los
Angeles, que, sobre la base del academicismo moderno, establece que es
improbable que la historia del Génesis haya tenido un origen en
Palestina. Es más probable, según Wexler, que haya surgido en la
Mesopotamia, cuya influencia es más evidente en la historia del
diluvio, que probablemente fuera consecuencia del desborde periódico de
los ríos Tigris y Eufrates.
Igualmente asombroso para muchos lectores será el ensayo "Arqueología bíblica", de Lee Levine, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "Las fuentes egipcias no hacen ninguna referencia a que el pueblo de Israel haya morado en ese país", escribe, "y la evidencia que sí existe es insignificante e indirecta". Y agrega que la escasa evidencia indirecta, como el uso de nombres egipcios, "dista de ser adecuada como para corroborar la historicidad del relato bíblico".
La noción de que la Biblia no es literalmente cierta "está más o menos aceptada por los rabinos más conservadores", observó David Wolpe, un rabino del Templo Sinaí en Los Angeles y colaborador en "Etz Hayim". "Pero algunos fieles se sentirán molestos". En la última
Pascua, en un sermón ante 2.200 fieles en su sinagoga, el rabino Wolpe
dijo que "prácticamente todos los arqueólogos modernos coinciden en
que la manera en que la Biblia describe el éxodo no refleja la manera
en que sucedió en realidad, si es que sucedió". El rabino ofreció,
según sus palabras, una "letanía de desilusión" sobre la narrativa,
incluyendo contradicciones, improbabilidades, lapsus cronológicos y la
falta de evidencia comprobatoria. La reacción que provocó el sermón del
rabino fue mixta: muchos le manifestaron admiración por su valentía y
otros tantos se mostraron indignados por su audacia.
En realidad, dijo, los arqueólogos que excavan en el Sinaí "no encontraron ningún rastro de las tribus de Israel, ni un solo cacharro".
La masa de evidencia académica que
cuestiona la narrativa del éxodo se volvió tan importante que las
opiniones minoritarias se volvieron mayoría. Pero no entre los judíos
ortodoxos, quienes siguen considerando a la Tora como la palabra divina
e incuestionable de Dios. Lawrence Schiffman, profesor de la
Universidad de Nueva York y judío ortodoxo, dijo que "Etz Hayim" va
demasiado lejos al aceptar el academicismo moderno que, sin darse
cuenta, termina siendo "oposición nihilista" a lo que creen los judíos
conservadores.
Observó, sin embargo, que la mayoría de los interrogantes
sobre la precisión de la Biblia se habían escondido en el patio
trasero y que "el promedio de los fieles que acuden a la sinagoga nunca
van a buscar allí".
Desde que se publicó, en 2009, "Etz Hayim" ya vendió más de 100.000 ejemplares (2009) y muchos esperan
que se convierta, finalmente, en la Biblia oficial de las 760
sinagogas conservadoras de Estados Unidos. Sin embargo, la longevidad
de "Etz Hayim" tal vez dependa del ritmo de los descubrimientos
arqueológicos. © The New York Times (2009)
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