jueves, 7 de junio de 2012

Los bancos occidentales se llevan la mayor parte del negocio de la cocaína

La investigación más extensa hasta la fecha ha confirmado la intuición popular de que el negocio de la droga recae fundamentalmente en los países que consumen sustancias como la cocaína, más que en los países que las producen. 

¿Por qué nunca o casi nunca se detienen capos en Estados Unidos? ¿Acaso los narcotraficantes mexicanos y colombianos dominan a sus anchas uno de los negocios más jugosos del planeta? La repuesta parece ser que los capos de países consumidores como Estados Unidos son los bancos que lavan el dinero y las autoridades que permiten que florezca el narcotráfico.

El diario británico The Guardian reporta sobre el estudio Anti-Drugs Policies In Colombia: Successes, Failures And Wrong Turns, realizado por Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, al parecer el más completo hasta la fecha en lo que se refiere al análisis de los mecanismo financieros que operan en el tráfico de drogas, específicamente la cocaína colombiana.

El estudio revela que sólo el 2.6% del valor que genera la cocaína producida en Colombia permanece en ese país, mientras que el restante 97.4% es capitalizado por sindicatos criminales y bancos que lavan el dinero en países consumidores del primer mundo. Esta minúscula derrama económica contrasta con la gran cantidad de violencia que se genera en los países donde se produce la droga — y donde se centra la guerra contra la droga.  Gaviria, uno de los autores, hace una provocadora analogía: “que pensarían los estadounidenses si los índices de homicidios se dispararan  en Seattle porque el consumo y el negocio de la cocaína  estuviera migrado a Canadá”. Se calcula que la cocaína colombiana es un negocio de 300 mil millones de dólares al año, de los cuales sólo 7.8 mil millones se quedan en Colombia.

“Si los países como Colombia se beneficiaran económicamente del tráfico de drogas, habría un cierto sentido en todo esto. Sin embargo, hemos pagado el precio de las ganancias de otros –Colombia recientemente, y ahora México”, recalcó Gaviria.

Daniel Mejía añade que existe una gran diferencia entre la regulación en los bancos colombianos y los bancos en países como Estados Unidos, donde no se investiga el lavado de dinero con el mismo escrutinio. “Todo el sistema operado por las autoridades en las naciones consumidoras está basado en ir detrás del pequeño productor, el más débil en la cadena y nunca detrás del gran negocio y de los sistemas financieros donde están las grandes cantidades de dinero… Es tabú perseguir a los grandes bancos. Es suicidio político en este clima económico porque las cantidades de dinero reciclado son tan altas”.

Hace dos años se inició una investigación al banco Wachovia (ahora Wells Fargo) por lavar 380 millones de dólares del narco mexicano. El banco admitió haber transferido 110 millones de dólares de México a Estados Unidos y no monitorear 380 millone de dólares. 
Dos años después el banco ha sido  absuelto y nadie ha ido a la cárcel. Esta es la imperante impunidad de estas instituciones que son “demasiado grandes para caer”.


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