Bombilla de Livermore |
La bombilla más famosa del mundo se encuentra en un cuartel de bomberos de Livermore, California, donde lleva 111 años brillando sin haberse apagado por si sola ni una sola vez.
De 60 vatios (aunque en la actualidad su potencia no supera los
cuatro), ha suscitado la curiosidad de los científicos por aguantar
tanto tiempo encendida. La luminaria centenaria, que ha entrado en el
Guinnes de los Récords, ha sido estudiada por un empresario español para
fabricar una bombilla que, según asegura, dura toda la vida.
El ingenio LED se basa en la no obsolescencia programada,
es decir, que el producto no está diseñado para estropearse al cabo de
un tiempo calculado. Benito Muros, el creador, asegura que la bombilla
es ecológica, no genera residuos y encima permite ahorrar un 92% en la factura de la luz.
El
empresario, presidente de la compañía OEP Electrics con sede en
Barcelona, y un equipo internacional de ingenieros son los responsables
del desarrollo de la bombilla sin fecha de caducidad, que
ha requerido diez años de investigación. Muros incluso viajó a
Livermore para estudiar la rareza del parque de bomberos. Allí contactó
con descendientes y conocidos de los creadores de la bombilla, pero no
existía documentación al respecto. Sin embargo, consiguió algunos
conocimientos en los que fundamentar su investigación.
Muros garantiza que la bombilla «puede durar toda la vida, 100 años sin problemas», en el caso de que la instalación eléctrica sea la adecuada y esté bien mantenida. La clave de su durabilidad es el uso de hierro sin carbono en
sus componentes electrónicos. «El carbono produce microrroturas que al
final terminan por fundir la bombilla», explica a ABC.es. «Muchos
fabricantes dicen que sus bombillas pueden durar 1.000, 1.500 o 5.000
horas, pero nadie pone delante a un notario a contar esas horas». En
realidad, Muros no ha fabricado una bombilla sino toda una línea de
iluminación que cubre desde las necesidades de los hogares hasta las
farolas de la calle. Una de sus bombillas para una vivienda particular, equivalente a una de 60 vatios, consume solo 6 y cuesta 26 euros.
Lógicamente, es bastante más cara que una tradicional, pero «tiene un
precio muy ajustado para una LED». La fabricación «es muy compleja,
tiene un proceso muy manual», afirma Muros, que asegura que su producto
es único en el mundo.
Contra la obsolescencia programada
La
intención de este inventor de origen cordobés es fabricar productos que
no sean caducos. «En la actualidad, muchos fabricantes diseñan sus
productos con obsolescencia programada,
es decir, los objetos están programados para que se vuelvan inservibles
después de un tiempo», señala. «Queremos crear un movimiento para
incentivar que otros fabricantes se olviden de la obsolescencia
programada. La crisis actual tiene que ver con una forma socieconómica
basada en eso, que hace que cuando la gente acaba de pagar un televisor,
un frigorífico o cualquier producto electrónico, este ya se estropea y
tiene que volver a comprar otro y endeudarse».
La nueva bombilla que jamás se apaga, según aseguran desde OEP Electrics, no genera residuos y, al mismo tiempo, permite un ahorro energético de hasta un 92% y emite un 70% menos de CO2.
[F] abc.es
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