jueves, 7 de marzo de 2013

La microbiología oculta (I). Profesor Pierre Jacques Antoine Béchamp (1816-1908)

Interpretaciones y derivaciones desde sus descubrimientos.

Louis Pasteur (1822-1895) y Antoine Béchamp (1816-1908), ambos franceses, propusieron dos explicaciones opuestas sobre la enfermedad pero sólo uno triunfó, su nombre es mundialmente conocido, el Institut Pasteur es famoso por sus vacunas.

Se puede afirmar que Béchamp descubrió los microbios antes que Pasteur pero descubrió también algo que no interesaba,  que en los seres vivos se produce una modificación de los organismos microbianos dentro de los tejidos y que no hay agresor externo. Su descubrimiento mas trascendente son las microzimas: las partículas más pequeñas de la vida.

Los micro-organismos cambian de forma o especie de unos a otros y ahora sabemos que tamién de microorganismo hay cambios a células y viceversa, es el pleomorfismo.

Claude Bernard (teoría del terreno) se interesó argumentando que lo más importante en la enfermedad es el terreno y que la enfermedad como “proceso biológico” se desarrolla dependiendo del medio interno así como del pH, el aspecto determinante de este terreno.  Aunque años después Pasteur en su lecho de muerte reconoció el trabajo de Bechamp cuando dijo:

 Bernard tenía razón , el germen no es nada, el terreno es todo.”

Este reconocimiento no tuvo trascendencia, pues Pasteur o sus teorías se impusieron o ¿las impusieron?.

En 1995 la UNESCO decretó el “año Pasteur” para conmemorar el centenario de la muerte del “gran sabio”. Simultaáneamente, el New York Times titulaba “Las falsedades de Pasteur“. Tras una minuciosa lectura de las notas del químico biólogo, un historiador de la ciencia declaraba que Pasteur había mentido con respecto a su investigación, que robó las ideas de un competidor y que cometió varios fraudes.

Antoine Béchamp
En cuanto a Bèchamp, trabajaba sin preocuparse de su reputación, nunca se ha divulgado su trabajo, aunque descubriera un eslabón perdido en el orígen de la vida. Cuando la salud es deficiente (por malnutrición, intoxicación, estrés físico o moral) el microzima se transforma en germen que es “una parte mas” de la expresión de esta disarmonía, no la causa. Hablaremos de estos temas desde diferentes puntos de vista, lo cierto es que ya están totalmente demostrados aunque al “mainstream” del sistema no le convenga aceptarlo.

Varios científicos han demostrado con posterioridad la existencia de las microzimas de Béchamp que visualizaron y denominaron de diferentes maneras: Royal Raymond Rife (partículas polimórficas, 1920), Günther Enderlein (protitas, 1925), Wilhelm Reich (biones, 1930), y Gaston Naessens (somátidas, 1959) que podemos ver en el video de la sangre tomado con su somatoscopio. 

Se merecen cada uno un artículo aparte. Pero esto no le ha importado a la ciencia, que cuando se mete en un “rail” no quiere salir de él, prefiriendo seguir por inercia a un punto que no sabemos dónde llegará.

Hacia 1854, el Profesor Pierre Jacques Antoine Bechamp, un científico de Francia entonces Profesor de la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencia en Estrasburgo, después Profesor de Química Médica y Farmacia en la Universidad de Montpelier (1857-75) y miembro de muchas sociedades científicas emprendió el estudio de la fermentación. Béchamp era médico, biólogo, químico y físico y presentó la “teoría” celular (polimorfismo) por la que las enfermedades vuelven patógenos a los microbios.

Los microorganismos se transforman en patógenos o en simbiontes que conviven con nosotros, en dependencia del terreno o de la “salud” del individuo. Sabemos que en condiciones normales existen 10 veces más células-bacterias que células-somáticas en nuestro cuerpo. Y por otros descubrimientos sabemos que hay muchos más microorganismos de los que nos enseñan en medicina, pero que no se ven con las técnicas validadas y que parecen ya obligadas de microbiología. Sólo hace falta observarlos con un microscopio diferente aunque hacerlo echaría por tierra toda la teoría de Pasteur y del microorganismo patógeno.

No niego que existan microorganismos que en dependencia de su virulencia, o a lo mejor sólo de su cantidad causen patología, pero por lo que voy sabiendo esto podría ser “la excepción que cumple la regla”. Ahora mismo recuerdo dos formas de ver estos microorganismos “no conocidos” en medicina convencional o actual: el somatoscopio de Naessens y la metodología de tinción de Juan Prada Pascual. Respecto a este último tenemos información en un artículo de Antonio Muro en DSalud, del que resumo: 

“El ojo humano sólo ve radiaciones entre 400 y 700 nanómetros. Por debajo de 400 nm. -la franja de las denominadas radiaciones ultravioletas- y por encima de 700 nm. -la franja del infrarrojo- es invisible para el ojo humano. Hace ya muchos años Jaime Santana Pomares creó el primer léxico universal para los colores dándoles valor numérico. En función de la luz que absorben se dice que el amarillo tiene valor 89, el cyan valor 70, el magenta valor 41 y el violeta valor 11. La sangre está en el espectro violeta -valor 11- por lo que no se ven gran cantidad de substancias que contiene porque los colores de éstas quedan “ocultos”,  los tintes que convencionalmente usados en los análisis de sangre son el violeta y el azul y resulta que no son los más adecuados. Prada Pascual se dio cuenta de ello y usó el color “complementario” al valor 11 del violeta, el de valor 89 que corresponde al amarillo de encina observando entonces que la nitidez de sus observaciones era muy superior a la que obtenían -y obtienen hoy- los hematólogos, como demuestran las miles de microfotografías que realizó. Muchas formas que los hematólogos consideran “artefactos” corresponden en realidad a entidades biológicas que Prada a lo largo de muchos años se dedicó a identificar, estudiar y clasificar. También los ordenó según su relación con el programa celular y el desarrollo vital de tejidos, órganos, aparatos y sistemas. Información que, una vez sistematizada, se envió para su conocimiento -el 3 de junio de 1969- a Presidencia del Gobierno (referencia 11/69-426) bajo el título Estudio sobre descubrimiento de las causas del cáncer y que ninguna autoridad sanitaria o política española -hasta el día de hoy- se ha molestado en valorar…”.
El problema según mi opinión es que la ciencia se “autoriza o no” por las “autoridades”.

Béchamp sostenía que los microorganismos podían desarrollarse a través de varias formas dentro de su ciclo de vida y que todos los microorganismos participan de esta propiedad. Esto fue ampliado después por los estudios de Naessens que describe tal ciclo. También descubrió Bèchamp que en la sangre habitan microbios que él llamó microzimas con un importante papel en la fisiología. Estos organismos, llamados genéricamente endobiontes (organismos endobiontes: aquellos que viven o pasan parte de su vida enterrados en el sustrato), cambian de forma para adaptarse a cambios del terreno y pueden volverse patógenos en virtud de este. Para Bechamp esta es la causa de la enfermedad.

Es decir la enfermedad “no viene de fuera” sino que es un “proceso” más complejo que la simple idea del microorganismo patógeno que nos ataca, idea muy útil para que creamos que vivimos en un mundo peligroso donde “el otro” lo es y yo soy una víctima que me tengo que defender del exterior mediante las vacunas, los antibióticos pero también el individualismo, el interés personal, etc., cuyo mantenimiento se basa en el miedo. La teoría “microorganismo malo antibiótico bueno” es reduccionista pues todos sabemos que aunque las personas débiles (ancianos débiles, multipatología, enfermedades degenerativvas, autoinmunes o los sometidos a gran estrés) necesitan antibióticos y que muchas veces les salvan la vida, “pero que después necesitan restablecer ese organismo débil” según la medicina natural depurándolo y restituyendo su nivel energético y “vital”, los individuos fuertes o jóvenes, no intoxicados ni degenerados no sufren las mismas enfermedades. 

Béchamp fue el primero en demostrar que los mohos que acompañan la fermentación eran o contenían organismos vivos. Esto estaba en su mente en 1858 seis años antes de que Pasteur llegara a las mismas conclusiones. Siendo el primero en comprender que estos fermentos eran organismos vivos fue también el primero en intentar determinar su verdadera naturaleza. Al poner algunos bajo el microscopio, notó una gran diversidad en la apariencia de los mohos y pronto estuvo envuelto en el estudio de la vida celular.

Wilhelm Reich
Existen microorganismos que no conocemos, Wilhelm Reich describió como se generan detallándolo en su libro La Biopatía del Cáncer. Segundo tomo del descubrimiento del orgón Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. Por lo que he podido ir entendiendo hasta ahora, las células sanas somáticas, si enferman por cambios metabólicos o energéticos en el ambiente, involucionan creando microorganismos inferiores que a su vez pueden crear células nuevas por ejemplo cancerosas (desdiferenciación) y esto se describe, ahora ya con videos en: http://www.cellulacancerosa.it/

Éstos “pequeños cuerpos” descubiertos por Bèchamp tenían el poder de moverse y eran más pequeños que cualquier microfito visto en fermentación, eran los fermentos más poderosos que había encontrado previamente. Su poder de movimiento y fermentación le hizo considerarlos organismos vivientes. En diciembre de 1864, avisó a Dumas de su descubrimiento de organismos vivos en la tiza, y después, el 26 de septiembre de 1865, escribió una carta que Dumas había publicado. Él declaró: “La tiza y leches contienen seres vivos ya desarrollados que se demuestran por el hecho que la creosota, empleada en una dosis no coagulante, no impide que la leche se vuelva kumis, ni la tiza, sin ayuda ajena, convierta el azúcar y el almidón en alcohol y luego en ácido acético, tartárico ácido butírico”. 

Lo cual era una prueba de que había un organismo vivo presente en la leche y en la tiza. Él dijo: “El naturalista no podrá distinguirlos por una descripción; pero el químico y también el fisiólogo los caracterizará por su función”. Bechamp encontró que las tizas parecían estar formadas principalmente de restos minerales o fósiles de un “mundo microscópico” y contenían organismos de tamaño infinitesimal que él postulaba como seres con vida.  Rastreó el bloque de caliza que había usado y vió que provenía del Periodo Terciario. Y encontró que ese corte de piedra sin exponerse al aire tenía “poderes fermentativos” que él remontó a los mismos “pequeños cuerpos” que había encontrado en la fermentación en sus experimentos más tempranos. 

Concluyó que ellos debían haber vivido en la piedra por muchos miles de años. En 1866 envió a la Academia de Ciencia una memoria titulada “El papel de la tiza en la fermentaciones butírica y láctica y el organismo vivo contenido en él”. En este estudio, él denominó a esos pequeños cuerpos “microzimas”, derivado del griego “pequeños fermentos”. 

También estudió las relaciones de las microzimas de la tiza con las granulaciones moleculares de las células animales y vegetales, con muchos más exámenes geológicos, y escribió un estudio titulado “Sobre las Microzimas Geológicas de Varios Orígenes.” Demostró que las granulaciones moleculares encontradas en las levaduras y en las células animales y vegetales tenían individualidad y vida y el poder de causar fermentación, por eso también las llamó microzimas. Éncontró sus microzimas geológicas “morfológicamente idénticas” con las microzimas de los seres vivos. En innumerables experimentos de laboratorio, ayudado ahora por el Profesor A. Estor, otro científico muy capaz, encontró microzimas, en toda materia orgánica, por todas partes en los tejidos sanos y enfermos, dónde los encontró asociados con varios tipos de bacterias. Después de este cuidadoso estudio ellos decidieron que las microzimas eran las unidades primarias de la vida en lugar de la célula, y eran de hecho los constructores de los tejidos celulares. 

También concluyeron que las bacterias son una forma evolutiva de las microzimas que ocurre cuando los tejidos enfermos deben reciclarse en sus elementos constitutivos. En otros términos, él creyó que todos los organismos vivientes, desde una ameba a la humanidad, eran asociaciones de estas diminutas entidades vivientes, y su presencia era necesaria para desarrollar la vida celular y para reparar las células. Demostraron que las bacterias, pueden desarrollarse de las microzimas atravesando ciertas fases intermedias que ellos describieron, y qué otros investigadores han considerado especies diferentes. Los gérmenes del aire, eran meramente microzimas, o bacterias libres de su anterior hábitat destruido, y concluyeron que los “pequeños cuerpos” en la caliza y las tizas eran los sobrevivientes de seres vivos de edades muy antiguas. Esto ocurrió a principios de 1868, y para probar estas ideas hicieron experimentos de conservación de material orgánico cadáver en enterrado en carbonato de cal puro. 

Los experimentos fueron coherentes con que las microzimas eran los restos vivientes de plantas y animales que en reciente o distante pasado, habían sido los elementos celulares constructivos, y que eran de hecho los elementos anatómicos primarios de todo ser vivientes. Demostró que en la muerte de un órgano sus células desaparecen, pero las microzimas permanecen, imperecederas. Cuando los geólogos estimaron que las rocas y las vetas de tiza de los que Bechamp tomó sus “microzimas geológicas” tenían 11 millones de años, estaba claro estas microzimas podrían vivir en un estado inactivo durante etapas prácticamente ilimitadas de tiempo. Y cuando encontró de nuevo bacterias en los restos del segundo experimento, trabajando en el primero, concluyó que había demostrado, debido al cuidado tomado para excluir organismos aerotransportados que las bacterias se desarrollan de las microzimas, y son de hecho una forma recicladora de las microzimas, que se desarrolla cuando la célula muerte. 
Él escribió en 1869: “En la fiebre tifoidea, la gangrena y el ántrax, se han encontrado bacterias en los tejidos y la sangre, y estábamos considerándolos como simple parasitismo. Es evidente que la afección no ha tenido como su origen la introducción de gérmenes extraños en el organismo, solo se trata de una alteración de la función de microzimas, indicada por el cambio que ha tenido lugar en su forma”. 
Pasteur, un impostor a la medida de la oficialidad
El autor del artículo sobre Bèchamp en el que me he basado dice también que no es de hecho ninguna exageración decir que la existencia del hombre depende de la actividad de bacterias; de hecho sin las bacterias no podría haber ninguna cosa viviente en el mundo; cada animal y planta debe su existencia a su vez a la fertilidad de la tierra y esta depende de la actividad de los micro-organismos que la habitan en números casi inconcebibles.
Esto ya se sabe hoy perfectamente y se utiliza para restituir la salud de cultivos y de animales mediante la reposición de la “flora” con flora precisamente obtenida de la tierra misma. Son los “microorganismos efectivos o eficaces”. Los microorganismos eficaces fueron desarrollados en forma líquida a lo largo de muchos años por el Prof. Teruo Higa, de la Universidad de Ryukus, y el estudio se completó en 1982. Al principio, EM™ era considerado una alternativa para químicos agrícolas. Pero su uso ahora se ha extendido a aplicaciones en los campos ambiental, industrial y de la salud.

Las bacterias encontradas en el hombre y animales tienen la misma función que las encontradas en la tierra, o en el alcantarillado, o en otra parte en la naturaleza; están allí para reconstruir el tejido muerto o los tejidos enfermos, para reciclar los desperdicios, y se sabe bien que no atacan los tejidos saludables. Son parte importante y necesaria de la vida humana como aquellos encontrados en otra parte en la naturaleza.
Ampliación con un comentario encontrado en este foro: http://www.nmg.creatuforo.com/viewtopic.php?p=226&mforum=nmg 

Bechamp condujo investigaciones orientadas a demostrar que las bacterias crecen dentro del cuerpo como formas evolucionadas de granulacion muy pequeñas que vivirían dentro de toda forma viviente. Les llamó “microzymas” que vivían dentro de cualquier forma viviente, serían fisica y químicamente activas y parte de la construcción de las células y las encargadas también, de la descomposición de la célula después de la muerte. También descubrió que las microzymas originaban bacterias cuando un tejido se encontraba dañado o imposibilitado de funcionar. 
“Siempre hay alguna cosa en la naturaleza que está muriendo, comenzando a decaer, algo aparece y se lo come puesto que sus partículas se convierten en microbios que salen de las células del tejido para limpiar cualquier toxina o materia en descomposición que se encuentra en el cuerpo. Para eso están los microbios (gérmenes), que son el resultado no la causa de la enfermedad.” 
En un experimento Bechamp descubriò que una muestra de sangre que se pone en una placa de vidrio para análisis en microscopio, a los 2 o 3 dias envejece y pequeños microorganismos salen de las células sanguíneas convirtiéndose con el tiempo en organismos cada vez más patógenos. Luego cuando está terminado el proceso de descomposición o de putrefacción, es decir luego de que no existe nada más de lo que las bacterias y hongos que recién se acababan de formar puedan “alimentarse”, estos se destruyen y desaparecen volviendo a la forma que tenían al comienzo de todo (microzymas). Este proceso según se informa se puede observar en un microscopio eléctrico de aumento de x100 o más.

Resumen de la teoria de Bechamp:
  • 1. Las enfermedades surgen a partir de microorganismos dentro de las células del cuerpo
  • 2. Esos microorganismos intracelulares normalmente funcionan para construir y ayudar en los procesos metabólicos del cuerpo
  • 3. La función de estos organismos cambia para ayudar en los procesos catabólicos (desintegración) del organismo anfitrión, cuando este muere o es dañado, que puede ser tanto químico como mecánico
  • 4. Los microorganismos cambian sus colores y formas para reflejar el medio
  • 5. Cada enfermedad se asocia con una condición particular
  • 6. Los microorganismos llegan a ser “patógenos” mientras que la salud del organismo del anfitrión se deteriora”, por lo tanto el organismo anfitrión es el agente causal primario
  • 7. La enfermedad se construye a partir de condiciones no saludables dentro de la célula.

BIBLIOGRAFÍA:

Antoine Bechamp recogió los puntos fundamentales de su teoría en su libro “Blood and its Third Element” (ISBN 0-9579858-7-8), traducido: “La Sangre y su Tercer Elemento”. Pueden leerlo en http://www.whale.to/v/bechamp_b1.html. El trabajo de Bechamp fue ignorado y finalmente fue salvado gracias al doctor Montague R. Leverson que leyó los escritos de Bechamp y viajo a Francia para encontrarse con él meses antes de su muerte. Leverson fue el traductor de la edición de 1912 de “The Blood and its Third Element” y da información de sus descubrimientos resumida en http://www.metropolisink.com/bechamp También Leverson compartió sus descubrimientos con la escritora Ethel Douglas Hume quien documentó todos estos datos en su libro “Pasteur Exposed: The False Foundations of Modern Medicine”. Según http://es.wikipedia.org/wiki/Antoine_B%C3%A9champ otras obras de Bèchamp: Antoine Béchamp. Recherches sur la pyroxyline, Thèse de chimie, éd. Imprim. G. Silberman, 1853. Antoine Béchamp. De l’Action Chimique de la Lumière. Disertación en Departamento de Física (Estrasburgo 19 de agosto 1853) , imprim. G. Silbermann, Estrasburgo 1853. Antoine Béchamp. Analyse qualitative et quantitative de l’eau minérale alcaline gazeuse de Soultzmatt, éd. Imprim. Huder, 1853 Antoine Béchamp. Essai sur les substances albuminoïdes et sur leur transformation en urée, éd. Imprim. Silberman, 1856. Antoine Béchamp. Les Microzymas, éd. J.B. Baillière et fils (Paris), 1883 (réédition par le Centre international d’études A. Béchamp, 1990) Antoine Béchamp. Recherches sur les modifications moléculaires ou états isallotropiques de la matière amylacée, éd. Imprimerie L. Daniel (Lille), 1884 en línea de la Biblioteca nacional de Francia (BNF) – Gallica.

FUENTES:

17 comentarios:

  1. La máquina no pueden observar, se limita a registrar datos en función de su capacidad y de su programación. Su, por así decirlo, "campo de visión" puede ser sin duda muy preciso, pero es extremadamente limitado respecto al conjunto. El campo de visión y detección de la ciencia se estrecha cuando delega su observación a la tecnología. La tecnología funciona en base a estadísticas y automatismos que el científico no puede asumir como dogmas so pena de incorporarse a la máquina en lugar de dirigirla.

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