Ésta crónica es un
breve repaso de la historia de un país que nunca lo fue, la ilusión de un
modelo construido por otros, creado en base a una ideología importada y que
poco tiene que ver con la idea que nos vendieron de democracia y libertad durante
la transición, pues en aquel momento se sustituyeron
los ideales por lo que hoy es la nueva religión mundial; el libre mercado y el
capitalismo.
Para entender el
momento actual en el que nos encontramos hay que remontarse a la “transición” a
la “democracia”, el engaño de un camino encantado, el cual, -y como no podía
ser de otra forma- se ha ido envenenado con el paso de los años y que se hace
necesario repasar para entender la coyuntura actual en la que nos encontramos.
La sociedad española se encontraba en estado de shock social, un nuevo horizonte se abría después de 40 años en el agujero de una dictadura criminal y opresora, un horizonte que no iba a ser recorrido por el pueblo español sino que en su lugar lo recorrieron otros criminales. Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana desarrollaron una nueva táctica en Europa tras la II Guerra Mundial, turnándose no sin disputas internas en la construcción de un nuevo modelo de estado en España que rinda pleitesía a sus intereses. Tres objetivos comunes les unían en ese propósito: aplacar una verdadera revolución tras la muerte del General Franco, aniquilar por completo a la izquierda comunista e instaurar un modelo capitalista. Sin duda el precio que pagó Europa a los aliados fue muy alto y hoy empezamos a ver sus consecuencias. Los contactos de Vernon A. Walters, perteneciente al servicio de inteligencia de EE.UU. y enviado personal de Richard Nixon con el General Franco y la cúpula del Ejército Español permitían afirmar que la permanencia de España en la órbita occidental estaba asegurada después de la desaparición del pequeño dictador.
España era una plaza muy
importante en el contexto geopolítico europeo, la guerra fría seguía latente y
el régimen franquista era un importante aliado contra el comunismo, por eso los
EE.UU se vieron obligados a tutelar la transición, más aún viendo lo sucedido
en Portugal con la revolución de los claveles en
1974. Ésta se fabrica en las entrañas de la CIA y dentro de una estrategia de
cambio social surge uno de los actores clave en este teatro de lo absurdo, el
PSOE, un partido reformado que renuncia de pleno al marxismo-leninismo. En el congreso de Suresnes de 1974 se reinventa el PSOE con el dinero
y la cobertura política de la socialdemocracia alemana y la supervisión de los
servicios de inteligencia norteamericanos. Se nombra secretario general a
Felipe González, al cual el propio SECED (Servicio Central de Documentación de Carrero Blanco) le facilita
documentación y le escolta hasta el congreso de Suresnes acompañado del militar
José Faura, que más tarde fue nombrado jefe
del Estado Mayor en el año 1994 ya con González en el poder.
Algo similar ocurre con el
partido comunista, el PCE liderado por Santiago Carillo -el
cual tiene el dudoso mérito de ser el primer líder comunista en visitar los
EE.UU- quien claudica ante el imperio aceptando una transición diseñada
desde las élites capitalistas, se somete ante un Rey elegido por el dictador Franco
y vende sus ideales a precio de saldo aceptando la bandera monárquica y convirtiéndose
así en un esbirro del nuevo régimen, traicionando de esta forma a miles de
republicanos que dieron sus vidas por los ideales, la lucha de clases y la
auténtica libertad.
Los dirigentes y la cúpula
militar franquista lejos de pagar por sus crímenes de guerra y rendir cuentas
ante la justicia por la represión ejercida durante los años de la dictadura, fueron
convenientemente “democratizados” y absorbidos en el ultraderechista partido
Alianza Popular, formado en su mayoría
por ministros del antiguo régimen y dirigido por Manuel Fraga. Sólo hay que
echar un vistazo a las biografías de los Aguirre, Gallardón, Oreja, Rato,
Aznar, etc, para darse cuenta de donde viene toda esta casta parasitaria de
políticos que forman el “regenerado” Partido Popular.
Llegados a este punto el camino
para España estaba preparado y las bases para un modelo neoliberal bien
asentadas. Sólo faltaba una cosa, un líder en el cual el pueblo español pudiera
verse reflejado, y ahí es donde aparece la figura del Rey Juan Carlos I. En
aquellos momentos el Rey no gozaba de una imagen de prestigio ante la sociedad
y había que fortalecerla. De nuevo aparece la omnipresente figura de la CIA que
a través del falso golpe de estado del 23-F creó en la figura del Rey un líder en
el cual la sociedad española podía delegar los designios del país, un líder que
como bien es sabido fue educado bajo las faldas del dictador y teledirigido por
la dictadura para personalizar en él la falsa transición a la democracia y así
mantener su status quo más allá de la época franquista. Para más datos, el alquiler del edificio donde estaba ubicado el
departamento de contrainteligencia y el alto Estado Mayor en aquella época lo
pagaba la CIA. Los agentes españoles por la mañana trabajaban para la patria y
por la tarde para los servicios de inteligencia norteamericanos.
Para más información respecto al
23-F recomendamos los artículos del Coronel y ex-agente del CNI Diego Camacho
López-Escobar. 23-F, un golpe en busca de autor.
Todo estaba preparado, un líder
fuerte personificado en la figura del Rey y dos partidos incipientes, el PP y
el PSOE que formarían lo que se ha venido a llamar por los expertos el sistema araña neoliberal que se
basa en el bipartidismo y la partidocracia, es decir, dos partidos en apariencia
diferentes pero que en última instancia responden ante los mismos
intereses –el capital y el libre mercado- manteniendo a la población en una falsa ilusión
de libertad, una falsa dicotomía izquierda/derecha, una falsa democracia reducida
al derecho al voto cada cuatro años, un voto inútil pues se acaba dando el
poder siempre a los mismos que se mantienen en sus poltronas a través de la turnicidad
parlamentaria que nosotros, el pueblo, legitimamos cada vez que ejercemos este
“derecho”, corrompido por una surrealista
ley electoral y un sistema D'hondt que hace del
sufragio universal una herramienta al servicio del poder.
Y es en este momento cuando
empezamos a pagar el precio de vender la patria a aquellos que nunca la defendieron;
la burbuja ha estallado y un sistema edificado en la usura y la especulación
atroz está empezando a tambalearse como un castillo de naipes. Un sistema
capitalista que se autodestruye a su vez que destruye el planeta y a las
personas que lo habitan. En España mires
donde mires la corrupción se multiplica como si de un proceso de metástasis se
tratase. Desde los negocios fraudulentos del Rey con sus socios sauditas en el
mercado del crudo, pasando por la estafa de los ERE en Andalucía, la de las ITV
en Catalunya, los negocios del bufón de la corte, mantenido y aprendiz de
mafioso Urdangarín, los papeles del no tan aprendiz Bárcenas, la financiación
ilegal de los partidos políticos, el rescate con dinero público a los bancos,
la mega estafa de Bankia, el engaño de las participaciones preferentes, hasta
los recortes en sanidad y en educación, la desintegración del “Estado de Bienestar”
como tal, los desahucios y los consiguientes suicidios, el inoperante poder
judicial, la desaparición progresiva de la clase media y los golpes de estado
económicos que llegan desde Europa.
Todo esto no augura nada bueno
para España, porque no nos engañemos cuando nos dicen que no somos Grecia,
desde luego que no lo somos, somos peor, lo único que ocurre es que aún somos
rentables para los “mercados”. Esta estrategia de destrucción a través de la
economía es obvio que no nace por ciencia infusa, existen oscuros intereses
detrás de toda esta vorágine de destrucción, sin duda Milton Friedman y los Chicago Boys se
sentirían orgullosos de ver hasta dónde han llegado sus postulados.
Es un mal endémico que lleva
tiempo padeciendo la sociedad española, justamente desde aquellos tiempos de
transición de los que hablábamos, y es que de aquellos barros estos lodos. Por
ello se hace necesario eliminar de raíz esta enfermedad y reconstruir un País
al que podamos llamar propio lejos de la voracidad de los depredadores y
alejado del terrorismo económico que hoy nos gobierna, se hace necesario hoy
más que nunca llevar a cabo esta empresa, de no ser así, nuestros hijos nos
acusarán…
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