Los cultivos y alimentos transgénicos en el centro de la polémica.
Desde que se iniciaron las negociaciones del TTIP, los negociadores europeos han alimentado las sospechas de la sociedad civil con sus continúas declaraciones sobre cómo el acuerdo no va a suponer la entrada de más transgénicos.
La Comisión Europea, quien negocia este tratado, es totalmente partidaria de esta tecnología, y si no está más extendida en Europa es por la movilización ciudadana y por el rechazo de muchos estados miembro (Alemania, Francia, Hungría, Italia, Luxemburgo entre otros los han prohibido en su territorio). En la Unión Europea los cultivos transgénicos no tienen ninguna relevancia, solo está permitido el cultivo, el maíz MON 810 de Monsanto que supone apenas un 0.1% de la superficie agraria.
Si bien es España, lamentablemente, quien acoge casi la totalidad del cultivo, aunque no se conoce con exactitud ni cuánto ni dónde. En la UE están presentes también otros 60 transgénicos autorizados para el consumo: no se cultivan, pero se importan en grandes cantidades para incluirlos en los piensos animales.
Sin embargo en Estados Unidos la situación es bien distinta, se cultivan más de 150 transgénicos diferentes incluyendo soja, maíz, colza, algodón o caña de azúcar. La falta de regulación de los transgénicos en Estados Unidos, que ni siquiera tienen que ser evaluados antes de su comercialización, se debe a que hace casi tres décadas se asumió el principio de “equivalencia sustancial” entre las variedades transgénicas y convencionales. Esta afirmación, sin base científica, pretenden que sea asumida en la UE y que la ciudadanía se la trague, en sentido literal, en forma de más transgénicos en nuestros campos y nuestros platos.
[F] nuevatribuna.es/
Más info: TTIP, el acuerdo secreto que hará inútil tu voto.
La Comisión Europea, quien negocia este tratado, es totalmente partidaria de esta tecnología, y si no está más extendida en Europa es por la movilización ciudadana y por el rechazo de muchos estados miembro (Alemania, Francia, Hungría, Italia, Luxemburgo entre otros los han prohibido en su territorio). En la Unión Europea los cultivos transgénicos no tienen ninguna relevancia, solo está permitido el cultivo, el maíz MON 810 de Monsanto que supone apenas un 0.1% de la superficie agraria.
Si bien es España, lamentablemente, quien acoge casi la totalidad del cultivo, aunque no se conoce con exactitud ni cuánto ni dónde. En la UE están presentes también otros 60 transgénicos autorizados para el consumo: no se cultivan, pero se importan en grandes cantidades para incluirlos en los piensos animales.
Sin embargo en Estados Unidos la situación es bien distinta, se cultivan más de 150 transgénicos diferentes incluyendo soja, maíz, colza, algodón o caña de azúcar. La falta de regulación de los transgénicos en Estados Unidos, que ni siquiera tienen que ser evaluados antes de su comercialización, se debe a que hace casi tres décadas se asumió el principio de “equivalencia sustancial” entre las variedades transgénicas y convencionales. Esta afirmación, sin base científica, pretenden que sea asumida en la UE y que la ciudadanía se la trague, en sentido literal, en forma de más transgénicos en nuestros campos y nuestros platos.
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El estomago humano no tiene encimas especificas para digerir cereales transgénicos. Loa alimentos mal digeridos, van hacia el intestino sin digerir, y se pegan en el, generando alergias, inflamaciones y cáncer...
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